El cielo de la cuadra
Suele decirse que Quito es una ciudad alocada, un pueblo con complejos de ciudad en la que toda una vida puede cambiar en minuto, es arriesgada pero cobarde, limpia pero sucia. Uno de sus elementos más alocados es el clima, ya que en un día, podemos pasar de granizo y lluvias torrenciales a un sol descomunal en unos pocos minutos. Por esa razón decidí hacer un registro fotográfico, observando el cielo en un día a distintas horas. El amanecer: Sobre la desértica calle, el sol muestra sus primeros rayos resplandecientes que intentan surgir detrás de la montaña. Las nubes diluidas se reniegan a desaparecer y contienen con esfuerzo, la poca luz que les llega por detrás ya reposa sobre un lado de la cuadra, todo sigue dormido pero quiere empezar a despertarse. Mañana temprana: El sol elevada, refleja sobre los aún inactivos comercios, los coches de lata se quedan como mosquitos caídos y las nubes evaporadas quieren unirse de nuevo, el día quiere comenzar. Medio día: Y en unas pocas horas,